La Catrina: el origen de la calavera más famosa de México

La sátira convertida en arte.
La Catrina es uno de los íconos culturales más representativos de México. Este personaje plasma a la muerte vista desde los ojos de José Guadalupe Posada, pero ¿sabías que nació como forma de crítica social a las clases medias y privilegiadas?
En 1912, el pintor, ilustrador y caricaturista aguascalentense creó el emblemático personaje con el nombre de “La Calavera Garbancera”, que hace referencia a las y los vendedores de garbanza quienes, a pesar de tener sangre indígena, pretendían ser europeos.
Estos vendedores repudiaban su raza y optaron por enaltecerse como españoles o franceses al dejar de vender maíz para ofrecer garbanzos.
¿Por qué no está vestida?
Posada es conocido por la riqueza litográfica que dejó a través de su legado. El artista pintó infinidad de calaveras como forma de crítica social y del estilo de vida del mexicano durante el Porfiriato.
De acuerdo con la Secretaría de Bienestar, la original sólo portaba un sombrero de época, lo que abre paso a interpretarse como una crítica a la pobreza en que vivía el pueblo mexicano.
“…en los huesos pero con sombrero francés con sus plumas de avestruz”, José Guadalupe Posada.
Durante esta época, la sátira se volvió arte. La Catrina, cuya versión original está grabada en metal, acompañó a las ya populares calaveritas literarias que se publicaban periódicamente en medios impresos. En conjunto, retrataron las desigualdades, los excesos y el sufrimiento de la sociedad.
Un símbolo mexicano
Tres décadas más tarde, el muralista Diego Rivera le dio a su cuerpo, ahora completo, un atuendo elegante, un vestido en color blanco, con mangas de globo acompañada de accesorios lujosos y extravagantes, entre ellos, una estola de serpiente emplumada.
Rivera la rebautizó como “La Catrina” y la retrató en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”.
Mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, Diego Rivera.
Movimiento nacionalista
Guadalupe Posada es considerado en precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas, una corriente dedicada a la socialización del arte e integración de la cerámica, la pintura, la escultura y los vitrales en la arquitectura contemporánea.
Este movimiento se formó como contraposición a la burguesía, de esta manera, los artistas retrataron en sus pinturas a indígenas y su modo de vida a modo de búsqueda de impulsar la identidad nacional, según señala la investigadora Paloma Jiménez para la Secretaría de Cultura.